jueves, 11 de marzo de 2010

Capitulo 18








Pilar ya se encuentra mejor y le ha dicho a Nicolás que no es necesario que se quede a dormir con ella. Aunque por un lado le va bien por el otro le fastidio porque tiene miedo de dormirse y no llegar a tiempo. No quiere perderse ni un segundo de Héctor. Quiere llegar antes de la hora de los desayunos. Héctor le encanta, le tiene enamorado. A Pilar le darán el alta en cualquier momento y eso lo tiene triste. Aunque a Pilar aún le queda una larga recuperación en casa, al chico no le da ninguna pena que su tía haya tenido un accidente.
--pobre pero ¡¡es que me encanta Héctor¡
Se ha acostumbrado a él, a verlo todos los días. Le duele pensar que en cualquier momento desaparecerá de la misma manera que ha aparecido.
--Lo echaré de menos.
Es una persona que le gustaría mucho seguir viendo. Es guapísimo y además muy agradable. Es tímido. Nunca dice nada al entrar. De hecho todas las enfermeras/os saludan al entrar y al irse. Nicolás sabe que no se vería raro que él le dijera algo a Héctor pero no se atreve. Ambos son igual de tímido. Nicolás suspira cuando llega al hospital.
--justo a tiempo.
Ahora sólo le queda esperar el momento en el que Héctor entre y disfrutar de su presencia. Es Héctor quien entra los desayunos pero no dice nada y eso a Nicolás le apena. Siempre lamenta no ser él quien tome la iniciativa.
--a lo mejor es lo que espera –piensa.
Mientras Pilar está desayunando entra Héctor.
-vengo a molestarla –dice tierno.
--No molestas para nada –dice Pilar (Y Nicolás lo suscribiría)
--ah pues si llego a saberlo –dice por decir.
Héctor es tímido pero amable. Quiere caer bien pero no sabe bien cómo abrirse a la gente. Héctor toma la tensión a Pilar. No dice nada más y Nicolás está detrás de él. Muy emocionado, excitado. Héctor le encanta. Lo tiene a tocar de su mano un buen rato.
--lástima que esa ropa no le haga el culo sexy –Nicolás para sí.
Pilar está ya algo cansada del hospital. Se enoja con Nicolás porque se le ha olvidado acercarle las pastillas que tiene que tomar.
-bueno, bueno –dice Héctor conciliador.
A Nicolás le gusta mucho que su amado Héctor lo haya defendido. No hace ningún comentario.
--¿usted ya se ha duchado, no? –pregunta a Pilar.
Justo en ese momento llega la auxiliar para hacer las camas. Justo en ese momento Pilar quiere ir a dar una vuelta, lo hace ayudada por un caminador, y Nicolás pegado a ella. Nicolás no puede negarse pero le da rabia. ¡Se va a perder a Héctor en la habitación¡ Eso sí, mientras puede, Nicolás lo va mirando a Héctor enamorado. Cada vez está más enganchado a él. ¡Le gusta mucho mirarlo, estaría horas observándolo¡ Más que mirar lo admira como quien admira una obra de arte y es que para Nicolás, Héctor es la mejor obra de arte creada jamás. Y justo en el momento que Pilar vuelve a la habitación Héctor sale.
--¡que mala suerte¡ --piensa Nicolás.
La auxiliar tiene que hacer la cama, la anciana (la nueva compañera de Pilar) de más de 90 años está conectada a varios aparatos, pesos. Tiene que cambiarle la cama. Reclama a Héctor.
--¿dónde se ha metido el Héctor?
Se enfada porque no lo encuentra.
--¡Este chico no va a aprender nada¡ --dice.
Nicolás lamenta que Héctor tuviera que estar ahí y no esté. Finalmente la auxiliar lo va a buscar.
--¿sabes donde están los pesos?
Él hace que sí con la cabeza. Tarda y la auxiliar va protestando.
--¿Dónde se habrá metido? A ver que traerá.
La anciana tenía un peso con arena que aguantaba su pierna fracturada. Héctor tira la arena y luego ayuda a colocar el peso que ha traído. La auxiliar le enseña a hacer tipo de nudos. Él va haciendo que no con la cabeza cuando no sabe algo, medio sonríe. Llega la enfermera para curar a la anciana.
--Lo haces muy bien –le dice a Héctor.
A Nicolás le encanta que le cuelguen medallas al chico que tanto le gusta. Nicolás lo contempla. Está mucho rato buscando cosas del carrito. Finalmente la enfermera se lo lleva.
--Es que lo necesito pero si te hace falta me lo dices…
Nicolás lamenta que Héctor se vaya pero entiende que Héctor aprenderá más con la enfermera que con la auxiliar.
--Como lo explotan –murmura.
-si, es cierto. Esta mujer no sé para qué lo quiera. Ya habrá limpiado bastante mierda cuando trabajó en la residencia –dice Pilar—más le vale que aprenda de la enfermera.
--¡Es que no se fijan en nada¡ --se enfada la auxiliar.
Héctor se ha llevado la ropa sucia de la cama pero se ha llevado la colcha y no debía haberlo hecho.

La mañana va pasando. Mientras Pilar está haciendo recuperación, Nicolás ve un momento a Héctor entrando en una habitación y luego saliendo. Luego más tarde le trae una pastilla a Pilar pero no dice nada.
--¡Me encanta este tío¡ --dice Nicolás.
Al día siguiente es sábado y aún estarán en el hospital pero no cree que Héctor trabaje en fin de semana.
--a ver que pasa.

“Me siento como si hubiera vuelto de unas buenas vacaciones. Estoy nostálgico, melancólico de los cuatro días que he vivido junto a Héctor. Conocerlo ha sido lo mejor que me ha pasado en mi vida. Gracias a él una experiencia amarga que me hubiera resultado cargante se ha convertido en algo bueno para mí, como si hubiesen sido unas buenas vacaciones. Hoy es sábado y cómo suponía no lo he visto y mi tía ya está en casa. Desde luego no me importaría nada que me pasara algo para poder estar en el hospital y que Héctor me cuidara” –escribe Nicolás en su diario al día siguiente.

Héctor no imagina cuán a dentro de Nicolás ha entrado. Se dispone a disfrutar de un fin de semana intenso junto a su hermanastro. Sin duda es Héctor el que pone amor a la relación. Su hermanastro se deja llevar por sus impulsos, por los deseos de su guapo hermanastro. Disfrutan sobretodo en la cama. Sin pensarlo, a Héctor se le cruza Nicolás en la mente. Le gustaría sentirse tan deseado por su hermanastro como lo ha hecho sentir Nicolás

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